lunes, junio 08, 2009

MUERTE ENTRE LOS MANZANOS

lunes, junio 08, 2009

Hay momentos en que todo se reduce a sensaciones. En el que tú ya no eres tú, y simplemente formas parte del entorno. Ya nos hablaba de este tipo de sensaciones Aldous Huxley, y contaba que normalmente este tipo de estados no se alcanzaban salvo en determinadas condiciones. Por un lado, están las drogas, por otro lado esta la meditación, y por otro lado, hay algunos artistas que te dejan atisbar ese mas allá que normalmente permanece oculto, y nos proporcionan un sendero que de vez en cuando se deja entre ver.
Hablaba de las sensaciones que puede producir una determinada música o algunos sonidos, o bien lo que transmitía un cuadro. Tengo que reconocer que estas sensaciones con algunas canciones, algunos cuadros e imágenes y un determinado estado de ánimo lo había logrado. Sin embargo, hoy me ha pasado con un libro. Hacía mucho que con un libro no conseguía alcanzar este estado no sé si llamarlo trascendental o espiritual o yo que me sé qué, porque parece como muy intelectual.


El libro en cuestión era "Las olas" de Virginia Woolf. No esperaba que me pasara. Recuerdo que cuando leí Orlando de la misma autora, en algún trocito sí que lo logró, y en la señora Dalloway, en algunas escenas cuando ella pasea por el parque, o alguna de las escenas del matrimonio en el que el cónyuge acaba suicidándose también. Sin embargo, en el caso de este libro, ha sido prácticamente desde la primera hoja. De las casi 300 páginas, sólo he podido leer hasta la 28, y las sensaciones y sentimientos han sido tan fuertes que me han llegado a saltar las lágrimas. Ya sé que resulta un poco friki lo que estoy diciendo, pero es así.

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