Ayer por fin estuve en Ikea. Tanto habla todo el mundo de Ikea, tantos anuncios en la televisión, en las vallas publicitarias... Que habiendo puesto uno en Zaragoza, pues tarde o temprano había que visitarlo.
Como gentileza de Ikea, en muchas de las casas de Zaragoza, dejaron catálogos gratuitos... para que los puedas mirar y saber si tienes lo que buscas. Con dimensiones, etc.
Yo, como muchos zaragozanos, me empollé el catálogo de ikea, y justamente había una estantería cuyas dimensiones iban a la perfección con un hueco de 105 cm entre una columna que sobre sale un poco y una pared.
Iba deseosa y llena de ilusión, pensando en mi nueva estantería, convencida de que así el caos reinante en mi habitación iba a desaparecer.
Así que con un calor asfixiante, fuimos los tres hermanos a ikea. Empezamos el recorrido. Pasamos por las estanterías, y allí no aparecía la que buscábamos. Seguíamos por el pasillo, sin ni una sola ventana, teniendo que finalizar un recorrido enorme.
Poco a poco iba apareciendo la sensación de claustrofobia, de que uno está encerrado... Cuando ya desesperados, decidimos ir a preguntar por la "dichosa" estantería en cuestión, nos dijeron que no existía. A lo que yo les dije que salía en el catálogo. Catálogo en mano, la vieron, y después de mirar en el ordenador de nuevo, me dijeron que es que "esa serie estaba descatalogada", y que claro, como el nuevo catálogo ikea salía en septiembre, y ya no se contaba con esa serie, una vez agotada ya no había.
Por fin finalizamos el largo camino por muebles y mas muebles con un recorrido marcado, sin posibilidades para personas con tendencias ácratas y desorganizadas.
Salvo que uno quiera no saber donde está, ni como llegar a la salida, y no le importe encontrarse en un inmenso mausoleo lleno de muebles.
Al final del recorrido, por favor, yo necesitaba un café. Venga, vamos al bar en donde el desayuno sueco vale solo 1 euro. A ver que tal es el café. Que desilusión!!! Un bar tipo bufete, en donde los cafés no son "de verdad". Es decir, son como los de los bufetes de los hoteles. Mi "mal gas" iba en aumento, en cantidades monstruosas. Era un consuelo comprobar que no era sólo mi caso, sino que en muchas personas se producía tal "estado anímico".
Bajamos las escaleras, buscando la salida, y respirar aire puro a mas de 35 º C. Pero nuestro guía, aun quería ver la planta baja de ikea. Otra vuelta por un montón de muebles, artículos de lo mas variopinto, y encima aquí sin aire acondicionado. Nuestro guía también se acabó cabreando con ikea, y salimos los 3 hermanos dejando el cojín que había elegido para regalárselo a mi padre, una mini caja de herramientas... Hasta los coj... y huyendo de allí como almas en pena.
Definitivamente, creo que el estilo Ikea, no va conmigo. Estos suecos son demasiado organizados, y no deben padecer de ansiedad, ni claustrofobia, ni agobios... Será que como allí hace mucho frío, están acostumbrados a pasar mucho tiempo en grandes superficies.
Jane Austen Yo (mas o menos)
