martes, marzo 17, 2009

Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados

martes, marzo 17, 2009
¿Qué fue de los JASP? Sí de aquellos entre los que se supone que yo formaba parte. Según el anuncio éramos jóvenes aunque sobradamente preparados... Lo peor es que nos lo creímos un poquito... De ilusión también se vive
No voy a negar que del que mas se habló en facultad fue de este.

A mí me hacía sentirme identificada con lo de ser física. Iba a ser una auténtica Jasp. Después de la carrera una estancia en un laboratorio de una Universidad en el extranjero. Me entró tanto estres de perfección que hasta que llegué a la treintena no me la pude quitar. Aún me queda algo de aquello, pero espero que sólo lo positivo.

Incluso caí en las garras de la publicidad, y pensé que el Renault Clio era ideal para una chica joven, que estaba en la Universidad como yo.

A pesar de todo, y aunque creíamos que nos íbamos a comer el mundo, y quizás en cierto modo el mundo se nos ha comido, en líneas generales era bastante cierto. Fuimos las primeras generaciones en acudir masivamente a la Universidad. Se tomaba como un valor positivo, y algo por lo que merecía la pena esforzarse. Fuimos de las primeras generaciones que recibieron formación y educación desde bien pequeñitos, y el acceso a estudios superiores lo tuvimos mucho mas fácil que las generaciones anteriores.

En estos anuncios se valora el que los jóvenes se hayan esforzado, sepan idiomas, hayan pasado pruebas muy duras, además tengan otras inquietudes como la música.... ¿Y ahora? Eso sería un capítulo aparte. Sin embargo, si que tengo muy buenos recuerdos de aquella época, no por lo que era, sino por lo que pensaba que iba a llegar a ser. Me estaba "construyendo" a mí misma, y los objetivos por los que luchaba, que debían de ser igual a los de muchos jóvenes, me gustaban.

El resultado final, pues yo no estoy del todo descontenta.

¿Y que pasa con Ivan de la Peña?

Me da a mí, que ahora no tiene un clío. ¿qué coche tendrá?

Al final nos ha pasado como a él. Creíamos que íbamos a ser unos cracks en lo nuestro, y al final pues eso, aunque no llegamos a ser grandes craks, lo llevamos con bastante dignidad.

4 comentarios:

Román dijo...

Hola Robin:

Sigo con interés tus dos blogs y me gustan mucho sus entradas, de manera que te he colocado entre mis favoritos para poder seguirte con mayor facilidad. Con respecto a esa última que te comento a renglón seguido, tengo varias cosas que decirte, pero te ruego que no lo consideres una especie de Catliniaria porque nada está más lejos de mi intención.

Creo que es un error e a los treinta y tantos hablar como si ya hubieseis hecho la mayor parte de cosas cuando en realidad, al ,menos desde mi punto de vista, es precisamente cuando puede empezar a fructificar la preparación adquirida. En realidad lo que me sorprende es que parezco tener mayor fé en vosotros que vosotros mismos. Digo vosotros en vez de tú por los muchos alumnos de tu edad a los que he impartido docencia, tanto en masters en escuelas de negocios (CEF) como en la carrera de ciencias empresariales en una universidad privada (URL)

En efecto vosotros tuvisteis una ventaja respecto a nosotros, la generación que os precedió. En mi caso, llegué a la universidad por casualidad, ya que a los catorce años hube de ponerme a trabajar abandonando tanto el bachillerato como la música que entonces estudiaba. y no pude entrar en la universidad hasta los 32. aprovechando que recién se había abierto por la noche (¡POR FIN!) para quienes no podíamos asistir a ella a otra hora,. Eso, claro, a la salida de un trabajo que exigía mucho de mi por el grado de responsabilidad que comportaba, capeando como buenamente pude el hecho de que no se viese con demasiado buenos ojos que emplease en ello mi tiempo libre, ya que mi posición era de “dedicación completa” y teniendo además una familia enteramente a mi cargo, mi hija recién nacida, debido a que mi mujer no trabajaba. Un sacrificio accesorio me fue absolutamente indispensable. En lugar de físicas como tú, que era la carrera con la que soñaba desde mis dieciséis años, hube de estudiar económicas para dar la impresión de que quería profundizar en las bases de un trabajo que conocía bien en sus diferentes facetas por llevar ya más de diecisiete años en él, cambiando de empresa cada vez que me sentía preparado para una posición superior a la que ostentaba.

Por si eso fuera poco tuvimos que luchar , durante los primeros tiempos del establecimiento de un gobierno socialista, contra quienes “querían ayudarnos” nada menos que doblando los años de estudio, no permitiendo estudiar más que la mitad de las asignaturas por año, convirtiendo así una carrera de cinco años en otra de nada menos que diez.

Recordando lo que me costó aguantar esos cinco años de esfuerzo sostenido sé perfectamente que con diez no lo hubiese logrado, ni yo ni probablemente ninguno de mis compañeros. Afortunadamente cuando eso sucedió ya iba por tercero y puede terminar antes de que tan siniestra “ayuda” se hiciera realidad. Me fui dejando compañeros en cada curso, porque es muy difícil a esa edad compaginar las exigencias del estudio con las propias del momento vital por el que se atraviesa; la mayoría de ellos no terminaron su carrera porque aflojar en un curso pensando que luego se va a retomar con más bríos no es en realidad más que un autoengaño y el preámbulo anunciado del abandono definitivo.

Con respecto a vosotros no tuvimos más que una ventaja y me va a resultar tan difícil hacérmela entender que renuncio de antemano tan siquiera a enunciarla.

Hace escasamente tres años, con 61 años a cuestas volví a complicarme la vida dado que mi horario de trabajo me lo ponía otra vez difícil, acudiendo a la universidad de nuevo, esta vez para hacer un doctorado pluridisciplinar en estadística, análisis de datos y bioestadística, en la facultad de biología, departamento de estadística y tuve ocasión de enriquecerme con el contacto con gente con treinta años menos que yo que se apuntó al mismo objetivo; gente de tu generación de nuevo, por consiguiente, solo que esta vez como compañeros en vez de cómo alumnos. Hice los cursos de doctorado - realmente deslumbrante la materia-, obtuve el DEA y hube de aparcar la redacción de la tesis por no disponer de tiempo para ello, amén de apechugar con los inevitables disgustos morrocotudos en el trabajo.

No hay espacio ni es lógico que prolongue mas allá el tema de que te hablo. Si decides honrarme permitiéndome el intercambio de ideas, a través de comentarios y correos electrónicos, acerca de los escritos que ambos ponemos en nuestros respectivos blogs, ya tendré ocasión de contarte algo más al respecto, si se tercia y resulta oportuno, pero siendo como eres físico y a lo que parece, lectora empedernida e impenitente como yo, me atrevo a recomendarte un libro, caso de que todavía no lo conozcas. Está escrito por un muchacho de tu generación, treintañero como tú. Jorge Volpi. Su título: “En Busca de Klingsor”. Fue premio de biblioteca breve Seix Barral, está admirablemente escrito y pasa revista a la física de la primera mitad del siglo XX, hasta 1945 de forma brillante, en medio de los distintos avatares de la segunda guerra mundial y la lucha de cada uno de los bandos por llegar antes a la construcción de la bomba atómica. En ese contexto trata los distintos aspectos del sentido de los actos humanos y las decisiones que todos nos vemos obligados a tomar a lo largo de la vida, con tal profundidad que provoca admiración en alguien tan joven. Es un libro realmente bello que creo que podría llegar a gustarte y que suelo recomendar a la gente interesante como tú, con la que siento que tengo intereses comunes.

Con todo mi afecto a una mujer inteligente que tiene la linda edad de mi hija así como la de mi mejor amiga.

Román

Robin dijo...

Hola, en primer lugar, me halaga mucho que me hayas colocado entre tus favoritos.

En cuanto a que aún tengo mucho camino por delante, no lo dudo. Sin embargo, comprenderás que es inevitable de vez en cuando pararse a pensar, y constantar "lo que una tenía programado", con lo que hace realmente. Si los objetivos se han mantenido o han variado, y si la situación actual resulta satisfactoria.

También es cierto que no me siento insatisfecha, como digo, no somos grandes craks, pero en general si que creo que lo hemos hecho bastante bien. (y me incluyo en esto último).

Sin embargo, si me comparo con alguien que estudio una carrera teniendo responsabilidades de trabajo y familiares, pues no se que decirte. Si aplicamos aquello de "conócete a tí mismo", creo que yo no lo habría podido hacer.

Creo que mi capacidad de esfuerzo y tensón, (y también aplico el "conócete a tí mismo"), no son comparables a la gente que nació y vivió la postguerra. Creo que en definitiva esta es la ventaja de mi generación frente a generaciones anteriores y sin duda, también es parte de nuestros defectos.

Ahora bien, si que he de defender que las ganas de saber y el ansia de conocimiento no mueren. Así que los que "padecemos esta enfermedad", no nos queda mas remedio que continuar en la brecha, con libros, internet...

Un saludo y espero que nos mantengamos en contacto.
p.d. a ver si consigo el libro y lo leo.

Anónimo dijo...

Hola; Ivan de la Peña en el 2001, cuando tuvo el intento de secuestro, tenía un porsche... Igualito al Clio

Por cierto, me gusta tu blog

Anónimo dijo...
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